Narrativas de género, y de paso

sábado, 24 de marzo de 2012

...de este lado de la Gral Paz

Para el chismerío barrial la noticia del puma suelto en las calles de Vicente López fue lo más hablado desde el asesinato de Solange Grabenheimer a manos de…la justicia concluyó que no fue la amiga, la misma que decidió exiliarse en una feria de dinosaurios itinerantes.
La que alertó sobre el animal prófugo fue una abuela de acá cerca. Ella vió al invasor en su jardín, no sólo eso, le mató al gato y se lo llevó entre las fauces; palabras textuales, me contó por lo bajo uno de los poli que estaba de guardia cuando la vieja llegó a la taquería.
Para no generar malos ánimos hacia el puma fugitivo se trató de omitir esta info. Lo que sí se coló fue un video de magra calidad donde se mostraba, bien lejos, un bicho caminando por las tejas, pero podía ser cualquier cosa.
Otro que reportó a las autoridades fue el señor de las gallinas, imaginen su desazón, a él le mató medio gallinero, y acompañó sus dichos con fotos del daño y las muertes.
La última fue la vicedirectora del colegio, la docente se espeluznó con una serie de palomas yacientes en su vereda, la mayoría desmembradas. Pero la prueba más fiel fueron las huellas que dejó en un pasillo y en la medianera. Se trata de un ejemplar grande, precisaron los de fauna luego de analizar las marcas. Y acto seguido se aparecieron con cebos vivos y dardos tranquilizantes.
Lástima que las noches de vigilia no pagaron réditos, la enigmática bestia no fue capturada, ni siquiera la vislumbraron, peor, tampoco pudieron recolectar nueva evidencia.
Enseguida los medios cuestionaron su existencia. Ningún felino de esa talla puede andar suelto por el barrio sin dejar rastros, como pelo, orina, y nuevas huellas; aseguró un guardaparque afectado al operativo. Esa, más otras opiniones parecidas hicieron que la noticia cayera en desuso.
Para nosotros la fiera se convirtió en leyenda y símbolo. Los chicos en la plaza juegan a cazarlo. Los grandes se juntan de noche a patrullar. Es una cuestión de responsabilidad ciudadana, explican ellos. La mayoría va con palos y linternas, hay uno que porta una ballesta.
Las voces del bar dicen que el puma no apareció porque jamás estuvo suelto, actuó bajo el adiestramiento y las órdenes del gitano Marko, vecino de años, ex dueño de circo y ladrón retirado. Refieren que tenía entredichos con los tres perjudicados. A la abuela había intentado engañarla para que vendiera su casa, al señor de las gallinas porque lo había visto molestando a su hija menor, Lali. Y a la vicedirectora, bueno, no se sabe bien, algunos hablan de una venganza de amor. Pero eso ya es cuento de borrachos.
Mi hijo quiere ser cazador cuando sea grande. Yo lo miro sin mirarlo mientras pienso, quién mató a Solange Grabenheimer.

sábado, 10 de marzo de 2012

Entreacto

Ese bar de citas rápidas era una afrenta para el barrio que se enorgullecía de sus burdeles.
Ninguno de los amigos había aceptado acompañarlo, y eso que andaban solteros, y eso que sí lo acompañaban cuando la incursión era por los puteríos.
Las palabras del kiosquero lo habían convencido, vienen minas de otros lugares, no son las feas de acá. A él no le parecían feas, de hecho él solía pasar por feo.
El bar no difería de otros medio pelo, salvo por la carísima consumición obligatoria, la distribución circular de las mesas, y el sticker con su nombre que le pegaron a la izquierda del pecho. Una moza le explicó que había un lugar libre en la ronda, en el próximo corte podía entrar, cuando oyera la chicharra y a la moderadora gritan… ¡¡Cambio!! vociferó la susodicha.
En el revuelo vió la silla libre, la perdió atravesando una cuarentena de otros que también buscaban sillas, la encontró en un claro a dos metros, había una mujer de pelo negro sentada a la mesa.
En el sticker decía Jimena, él hizo la estupidez de preguntar si era una X o una J. Jimena no se espantó, quizás porque también padecía con la interacción forzada, o estaba de remate como él. Lo concreto es que hubo conexión, y con pocas preguntas, además de las de rigor sobre: edad, profesión, hijos y poco más.
Sonó la chicharra y la moderadora gritó ¡¡Cambio!!
¿Nos vamos de acá?

Dale, contestó Jimena.
Qué sonrisa y qué tetas, pensó mientras le extendía la mano.
¡¿Se van?! interrumpió la moderadora. Los miraba desafiante… ¡¿Se van?! insistió.
Y antes que él dijera Sí, se oyó el No de Jimena.
Debió haberse ido, pero más que la vergüenza de todos mirándolo, fue el desplante de la otra, así que se quedó.
Después de menos de una hora de pasear el culo por todas las sillas, de hablar bullshit con extrañas necesitadas como él, se hizo con el teléfono de cinco, dio su número a otras, y acabó yéndose de ahí con una depiladora de 45.
Jimena se subió al auto de un viudo buen partido, la depiladora le contó que al viejo no se le paraba. ¿En serio? Sí, es conocido mío. Pero después se toma un viagra y listo.
Quedó tan tocado que no se le paró, podría haberle sugerido que se la chupara, o hacer la del viudo, pero ya le corría algo agrio, otro grupo al que no volvería.